Que duro es volver a la normalidad

Cierto es que me está costando más de lo que un principio pudiera imaginar, también es cierto que me resisto a esa vuelta. En fin después de las fiestas ya no hay más remedio que estar aquí para en otro momento...... poder volver allí.
Nos hemos quedado en estado de letargo después de tantos días de larga y buena convivencia, la cual, salvo pequeños detalles que hoy pasado un tiempo se ven de otro color, ha sido el primer hecho a destacar, los avatares que nunca han supuesto un problema y las distintas formas de ser y las experiencias de cada uno en el medio, han sido el complemento perfecto de esta aventura. Por eso, por lo aprendido y por lo de todos entregado, valoro todo lo realizado en este periodo del año invertido en la preparación de esta travesía.

Agradezco a Pilar su empuje y ser la pionera del inicio de la idea, compartida desde el primer momento por Fernando y por mí, los tres llevamos años navegando juntos formando un trío que en ningún momento ha flaqueado ni tenido dudas sobre cuál era el rumbo a seguir. Después han ocurrido altas y bajas en la tripulación inicial, unas consensuadas y otras tan inexplicables como desagradables, no obstante al final la composición ha sido la adecuada para llevar a buen puerto el barco. La incorporación de Julio a la tripulación ha sido primordial para los temas de navegación, no así para los de mantenimiento, para los cuales se autodefine como perfecto inútil, lo cual yo cariñosamente corroboro, he compartido con él buenos momentos de risas y copas, bases de una buena amistad.

No obstante esta labor de mantenimiento, con los medios de los que disponíamos, nos tocaba a Fernando, manitas donde los haya, y a mí, hemos hecho de casi todo, reparado velas, bisagras, frigoríficos, etc. Si algo se averiaba hay tenias a Fernando buscando con su análisis pausado el porqué de la rotura y la forma de arreglarla.

De las averias y roturas ya ha hablado Julio lo suficiente, el resto forma parte del secreto del sumario........

De igual forma agradecer a Ana su buena labor como cocinera, nos teniamos que poner en huelga para que no nos diese más de comer. Eso sí nos debe las jornadas de psicólogos.

Caso aparte fue la última incorporación ...... Reiner ..... cuatro horas de navegación, un pito (dos) y una linternita para cruzar el Atlántico, con dos cojones, de veras un buen tipo y mejor amigo, entretenido y entretenedor de todos, eso sí sin perderle de vista ni a él ni a sus cosas, distribuidas siempre por el barco, su cámara, su jersey, su champú (usaba el mío), su farolillo, su toalla, su(mi) silla, etc. Siempre preocupado de ver si nos lo “estábamos pasando bien” y cuando tenía que ser enérgico había que oírle, “coño esa escota”, aprendió muy rápido, peor fue cuando confundió el plotter con la video-consola, nos lo llenaba de cruces.

He quedado con él en montar una empresa de charter en el Caribe y otra de electricidad en Venezuela, GRACIAS Reiner por tu compañía.

Gracias a todos los que nos habeis seguido, nos sorprendía ver como aumentaba el número y sentimos no haber podido enviar más texto y sobre todo fotos, Reiner nos dejaba sin kbits, la tecnología no nos lo permitía y en los últimos días los minutos eran vitales.

Gracias especiales al equipo de tierra, Ana, Angela, Javier y Jose Ramón, por la ayuda prestada, ha sido muy importante contar con ellos para resolver cuestiones varias e importantes (blog, Iridium, tecno-meteo) y reconfortante para no sentirnos demasiado aislados, ya que ninguno somos experimentados navegantes solitarios y no teníamos otro medio de comunicación, gracias a la mala instalación de nuestra emisora BLU.
En resumen una experiencia a repetir, sin dudarlo, pero con una serie de condicionantes en base a las experiencias acumuladas. Desgraciadamente en estos momentos no sabemos cómo se desarrollará la vuelta del Moloko, ya os lo contaremos, queda mucho por hablar y por arreglar.......

Besos y abrazos para todos y feliz año nuevo
Juanjo