PREPARANDO EL BARCO
Os sigo informando de nuestras actividades en Martinica antes de iniciar el viaje de vuelta. En estos días nos hemos dedicado a terminar de preparar el barco, hemos cambiado la driza de la mayor por otra de mayor diámetro, con lo cual esperamos que ya no tengamos la pega de ver como desciende cerca de 1 m cada vez que la soltamos del winche. Hemos subido a Fernando al palo para examinar de cerca la maniobra. Hemos comprado más depósitos para combustible previendo que tendremos que utilizar el motor más de lo deseable. También hemos tenido que arreglar uno de los baños ya que el wáter estaba atascado, para lo cual hemos tenido que recurrir a uno de los operarios nativos.
Ya tenemos confeccionada una lista de la compra y hoy por la tarde iremos al supermercado para hacer el pedido y así tener todo estibado para cuando lleguen los que faltan.
Lo único que no hemos podido hacer en estos días es salir a navegar, porque cualquier cosa que encargues a los isleños te puede llevar varios días de espera con la promesa siempre de “demain”.
Eso sí, lo que pudimos hacer Fernando y yo al día siguiente de llegar fue subir al Mont Pelé. Para los que no conocen la isla les diré que se trata de un volcán que está en la parte norte y es la mayor altura de la isla (alrededor de 1.400 metros). No subimos hasta arriba del todo, pero casi. Os diré que esto fue el sábado día 20 y yo todavía tengo agujetas en los gemelos. La verdad es que la ascensión mereció la pena porque tuvimos la suerte de tener un día muy claro y había unas vistas muy bonitas.
Después de la avalancha de gente que sufrió la isla durante los meses de invierno, ahora vuelta a estar más tranquila. Quizá la próxima semana con las fiestas de Semana Santa vuelta a haber más gente, pero para entonces ya esperamos haber partido.
Ya tenemos confeccionada una lista de la compra y hoy por la tarde iremos al supermercado para hacer el pedido y así tener todo estibado para cuando lleguen los que faltan.
Lo único que no hemos podido hacer en estos días es salir a navegar, porque cualquier cosa que encargues a los isleños te puede llevar varios días de espera con la promesa siempre de “demain”.
Eso sí, lo que pudimos hacer Fernando y yo al día siguiente de llegar fue subir al Mont Pelé. Para los que no conocen la isla les diré que se trata de un volcán que está en la parte norte y es la mayor altura de la isla (alrededor de 1.400 metros). No subimos hasta arriba del todo, pero casi. Os diré que esto fue el sábado día 20 y yo todavía tengo agujetas en los gemelos. La verdad es que la ascensión mereció la pena porque tuvimos la suerte de tener un día muy claro y había unas vistas muy bonitas.
Después de la avalancha de gente que sufrió la isla durante los meses de invierno, ahora vuelta a estar más tranquila. Quizá la próxima semana con las fiestas de Semana Santa vuelta a haber más gente, pero para entonces ya esperamos haber partido.
Pilar